“This must be the place”, en su version adaptada al español, “Un lugar donde quedarse” es una película con gadgets inusuales en donde la ironía y el drama se cruzan para hacer partícipe al espectador de la búsqueda interior del ser humano pasada la barrera de los cincuenta.
En este caso, de su personaje central, “Cheyenne”, interpretado magistralmente por Sean Penn. Una antigua estrella del rock de aspecto gótico y actitud nihilista que deja pasar su tiempo en la más absoluta apatía hasta que un acontecimiento inesperado, le hace tener un objetivo vital que propiciará el cambio necesario para afrontar de otra manera su vida.Si en un principio esta desidia de su personaje principal nos deja descolocados haciéndonos incluso pensar en una interpretación sobreactuada, a medida que avanza la película, vamos involucrándonos y entendiendo las razones y la conducta de este singular papel que sólo Sean Penn podía abarcar y matizar tan bien. Entre la ternura y la sinceridad más aplastante de este personaje, Paolo Sorrentino, su director, nos invita a un viaje de Irlanda a EEUU para explorar los parajes y los personajes más extravagantes de una América profunda que nos lleva por acontecimientos marcados por la sincronicidad para entretejer un argumento que nos conduce a un final inesperado y gratificante. A destacar la preciosa fotografía con el rojo como elemento secuencial y la música de Byrne.


En Madrid se puede ver en Yelmo cines Ideal en versión original.
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